El Museo del Prado encuentra su mayor momento de calma al caer la noche. Ernesto es uno de los responsables de velar entonces por la seguridad de sus obras. El vigilante, un tipo arrogante y altanero, incapaz desde joven de reflexionar sobre las consecuencias de sus actos, comenzará a recibir una misteriosa e inquietante correspondencia de la mano de los cuadros más singulares de la galería. Estas cartas, por inverosímil que parezca, no tendrán otro propósito que mostrarle el daño que ha causado a lo largo de su vida. Pero, ¿quién puede ser el enigmático autor de las misivas? Y sobre todo, ¿quién quiere vengarse de él de esa forma tan peculiar?